• Pacientes entre 18 y 65 años.
• Pacientes con sobrepeso (IMC 25-29.9) y obesidad leve (IMC 30.35).
• Pacientes con obesidad severa (IMC sobre 50) que requieren un puente antes de su cirugía bariátrica.
• Pacientes con indicación de cirugía bariátrica que rechacen la opción quirúrgica.
• Obesos mórbidos con alto riesgo anestésico.

Algunos criterios de exclusión son:

• Dificultad para la deglución.
• Sospecha o trastorno motor del esófago.
• Antecedentes de peritonitis.
• Antecedentes de tres o más cesáreas.
• Historial de cirugía abdominal o pélvica abierta.
• Cirugía abdominal en los últimos seis meses.
• Enfermedad inflamatoria intestinal (Colitis ulcerosa / Enfermedad de Crohn)
• Antecedente de gastrectomía por cualquier causa o modificación de la anatomía normal del estómago
• Trastorno de motilidad gastrointestinal severo.
• Condiciones que predisponen a sangrado gastrointestinal: Varices esofágicas y/o gástricas, úlcera péptica, lesiones neoplásicas.
• Imposibilidad de suspender medicamentos como anticoagulantes y/o antinflamatorios no esteroidales (AINES), Enfermedades autoinmunes.
• Pacientes inmunocomprometidos.

Un paciente candidato a Balón intragástrico debe someterse a una evaluación médica que incluye algunos exámenes como endoscopia digestiva alta, perfil bioquímico entre otros y a una evaluación nutricional.

Luego de que al paciente se le coloca el Balón intragástrico existe un acompañamiento nutricional: a la persona se le entrega una pauta de alimentación que debe ser indicada por un nutricionista, según las características de cada paciente y la tolerancia que presente al dispositivo. Por eso, es clave asistir a controles por lo menos una vez al mes, durante las 16 semanas que dura el dispositivo.

Puede ser instalado por un cirujano bariátrico o un gastroenterólogo.